lunes, 12 de diciembre de 2011

Cumpleaños


      Tal día como hoy a mediados de la década de los 70, exactamente 649 años tras la fundación de la ciudad de Tenochtitlán por los aztecas y justo 500 años después de que Isabel la Católica fuera proclamada reina en Segovia, mi madre decidió que era un momento estupendo para traerme a este mundo. Y estaba en lo cierto, pues la fortuna siempre me ha acompañado. Tanto es así, que justamente otro 12 de diciembre, treinta y tantos años después de ese feliz día, yo misma recibí el mejor regalo de cumpleaños que podría desear: esa fuerza de la naturaleza de pelo amarillo y ojos color wengué, idénticos a los míos, al que solemos llamar  “Power” muy acertadamente. Hoy cumple dos años, y yo algunos más. A modo de celebración de este doble aniversario os propongo esta brevedad, dedicándola a todas las madres del mundo y a sus “breves momentos de flaqueza”…

      Breve momento de flaqueza

      Perdida toda esperanza, agotada y sedienta tras caminar durante milenios por desiertos y vergeles, buscó Danu la sombra de una higuera y se dejó caer a sus pies. Recostó la espalda contra el liso tronco y, enterrando el rostro entre sus manos, tembló y dejó escapar un lento sollozo.
      A miles de años luz o, quién sabe, quizá solo a unas pulgadas, amanecía perezosamente un nuevo día. A medida que la esfera incandescente, no tan fulgurante esta vez, se elevaba sobre el horizonte, el pánico y la desazón cundían como la pólvora entre las sencillas gentes, que miraban al cielo con pavor.       

      Mientras la tierra se abría y los mares se plegaban en letales tsunamis, el venerado orbe, ajeno al cataclismo, se alzaba esa mañana eclipsado por una extraña silueta con forma de árbol.

2 comentarios:

Alfonso González dijo...

Precioso. ¡Muchas felicidades a los dos, madre e hijo!

Jes Lavado dijo...

Muchas gracias, Al.