lunes, 26 de marzo de 2012

GRIMM. Otra de cuentos.


Y finalmente me decidí a ver Grimm. No sabía muy bien de qué iba, solo que tenía algo que ver con los hermanos Grimm. Sí, los de los cuentos. Pero como estaba en un momento de escasez de series, me lancé y no me disgustó el piloto. No es una serie ambiciosa. Más bien se trata de  una seriecilla entretenida pero con algunos elementos deliciosos. Es una procedimental, es decir, cada capítulo tiene una trama diferente, un “caso de la semana”, con su planteamiento y su resolución, y es independiente y autoconclusivo. Esto suele funcionar bastante bien en televisión, ya que no pasa nada si te pierdes un capítulo. Aunque normalmente las procedimentales tienen una pequeña subtrama común a toda la temporada, esta no suele ocupar mucho tiempo en cada capítulo, pero le proporciona  continuidad y unidad. Algo de eso hay también en Grimm.
Grimm parte de la premisa de que el agente de policía Nick Buckhardt (David Giuntoli) es uno de los últimos descendientes de los hermanos Grimm, autores de cuentos como Blancanieves, La Cenicienta, Hänsel y Gretel o La Bella Durmiente. Según la serie, estos fueron en realidad, cazadores de monstruos y criaturas sobrenaturales. Aventuras que después reflejaron en sus cuentos de hadas, y que los hicieron famosos en todo el mundo. Es por esto que  el agente Nick Buckhardt, último descendiente de la estirpe Grimm, comienza de pronto a ver a algunas personas como lo que son en realidad, hombres-lobo, serpientes, ratones y monstruos de toda clase. Su tía, enferma terminal de cáncer, le pasará el testigo y le legará una caravana llena de armas y manuscritos que ayudarán a Nick en su lucha con los monstruos, y por tanto a resolver muchos de los casos que le asignan. En mi opinión, lo mejorcito de Grimm es el personaje de Monroe. Un Blutbad (hombre lobo) reformado, que interpreta Silas Weir Mitchel.
Silas Weir Mitchel
 Este es a la vez entrañable, tierno, y muy gracioso. Ya no come carne, toca el cello, hace Pilates y es quisquilloso y ordenado en extremo. A su pesar, se convierte en el ayudante de Nick,  ya que sabe mucho sobre las criaturas a las que su amigo se enfrenta y además, es tan noble, que no sabe decir no.  A pesar de tratar de personajes de cuentos clásicos, igual que Once Upon A Time, es una serie muy diferente. OUAT no es una procedimental, tiene bastante más presupuesto, y una trama más complicada, en la que constantemente aparecen giros sorprendentes. En Grimm salen  supuestos monstruos de los cuentos clásicos, no personajes concretos, y no deja de ser una serie de casos policíacos. Pero entretiene mucho. Cada capítulo está muy bien construido, con sobresaltos, y momentos tiernos. 

Monroe transformdo en Blutbad

En Grimm aparecen todo tipo de individuos cuya secreta identidad es monstruosa: Unos son asustadizos como ratones, otros son abogados y serpientes sigilosas, algunos son cerditos glotones y otros lobos sangrientos. Así es cómo los ve un Grimm. Y a mí me da por pensar que si hiciéramos un pequeño esfuerzo y  entrecerráramos los ojos al mirar a nuestro alrededor, seríamos capaces de ver en los que nos rodean sus verdaderas naturalezas. Yo, a decir verdad, no pasa un día sin que me tropiece con algún blutbad (hombre-lobo) y con más de una serpiente venenosa. Menos mal que de tarde en tarde también me topo con algún encantador elfo. Miedo me da pensar lo que vería si mirara con atención a gran parte de nuestra clase política. Mejor no. Mejor quedarse en el mundo de los cuentos de los hermanos Grimm, por si acaso.

Así ve Nick a algunas personas.
 



Quizás también te interese:


No hay comentarios: