"Ciudad hormiguero". Óleo. Belén Saiz Alonso. |
A media tarde abandono mi
puesto y me encamino hacia el enorme hormiguero en el que habito una celda
minúscula ─aunque provista de baño y conexión inalámbrica, no quiero que penséis
que soy un zarrapastroso─, pero un ancestral impulso de apareamiento me compele
a restregar mis órganos sexuales contra los viandantes y decido ─para evitar
males mayores─ desviarme hacia una zona poco transitada de la ciudad donde
abundan los antros plagados de criaturas de la noche. Del interior de uno de
ellos emana un enloquecedor perfume y, al fondo de esa inquietante caverna,
conozco al que ha de ser el amor de mi vida: una gigantesca meretriz en estado
de trance de la que me enamoro de inmediato. Su danza lánguida y cadenciosa, uniendo
las manos como si rezara, y sus hipnóticos globos oculares, grandes como
planetas, me atraen como un imán. Tan erótico me parece su balanceo, que en
pocos segundos me encuentro entre sus brazos, dispuesto a entregar mi vida a
cambio de una cópula vertiginosa. Y a punto estoy de darla, pues sólo una intuición
fugaz del peligro y un ágil movimiento escurridizo evitan que mi devota
enamorada me rebane el pescuezo, aunque, desafortunadamente, no que se apodere
de mi cartera. A trompicones y algo desmadejado (no tengo tiempo de recontar
mis extremidades), me las arreglo para salir del inmundo agujero, y no sin grandes
penurias, logro llegar al compartimento al que llamo hogar, bastante orgulloso
de mis reflejos, aunque lamentándome como un
bicho miserable. Lentamente me desprendo del
exoesqueleto de marca que cada día me
enfundo para ir a trabajar y, tan abatido
estoy, que he de hacer un gran esfuerzo para no colgarme de la corbata a juego.
Convertido en una larva
moqueante, reprimo un sollozo y me ovillo junto al ventanuco, preguntándome qué
habrá más allá de las ignotas fronteras de la urbe interminable. Algunos dicen
que hay un mundo vasto y salvaje, repleto de criaturas asombrosas y ciudades inverosímiles,
cuyos habitantes fornican todo el día y dedican la noche a amasar enormes y
codiciadas bolas de excrementos. Otros en cambio, cuentan que más allá de la
ciudad infinita sólo hay una pared
transparente y lisa. Y que la bóveda azul que nos envuelve (ahora de un negro
impenetrable), no es sino el frío cristal
de un descomunal terrario, donde las estrellas ─ esos impasibles cuerpos
celestes que noche tras noche ignoran mis oraciones─ no son más que el brillo
de cientos de ojos acechantes, curiosos, que nos observan desde el otro lado.
6 comentarios:
Es probable que no haya pared transparente, probable que no haya siquiera otro lado.
Incluso, es muy probable, aunque nadie lo confiese, que tampoco haya "este lado".
Abrazos, siempre
Muy probable teoría Amando. Quizá todo esto sea un sueño de un dios perezoso.
Gracias por venir.
Sin duda, un estresante día para el protagonista. Qué buen humor destila el relato y qué buena crítica realizas de la sociedad deshumanizada y algunos de sus típicos personajes (como el jefe). Dentro de su brevedad, hay muchos temas dentro de este relato, es muy rico. Me gusta mucho el juego de insecto/persona, de observador/observado, y ese toque metafísico del párrafo final, porque creo que hacerse preguntas es el comienzo de la sabiduría.
Resumiendo, que me parece excelente. Mi enhorabuena, Jes!
Jes, andaba buscándote por ENTC y claro, doblemente premiada... En fin, que he dado con tu blog y me encuentro un relato muy apropiado para el mes de Kafka, sin el corsé de las doscientas palabras. Y me gusta, me gusta esta extensión que permite ir un poco más allá. Me parece un relato extraordinario sobre la vida circular que llevamos (aunque el protagonista está un poco obsesionado con el sexo, pero bueno). Me gusta sobre todo el final donde nos hablas de lo que dicen que hay fuera de la ciudad. Es un relato que me parece extraordinario. Jope, qué bien escribes.
Muchas gracias, Alfonso. Sospecho que este no es un día especialmente estresante para el protagonista, más bien es un día normal, idéntico al resto. El pobre vive en un bucle.Me alegra que te haya gustado.
Un abrazo.
Ximens, qué amable eres. Es verdad que el protagonista está terriblemente obsesionado con el sexo. Puede que ignore que lo que en realidad busca es el amor. Echo mucho de menos ENTC! Igual aparezco pronto por allí, aunque sea fuera de concurso.
Un fuerte abrazo.
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