Avanzo con sigilo por el apartamento. La penumbra
de la hora tan temprana confiere a los objetos cierto aire fantasmagórico.
Apenas diviso el contorno de los muebles pero, extrañamente, no me tropiezo con
nada en mi camino hacia el dormitorio. Aún está acostado. Contengo una arcada
de asco ante la visión de su figura inflona, mórbida, desparramada sobre la
cama. Concentrando en un gesto todo el desprecio que me inspira este sujeto
agarro la almohada que voy a apretar contra su cara hasta que esté muerto. Pero
me detengo. Algo va mal. Demasiado inmóvil. No respira. Entonces veo el bote
vacío de somníferos sobre la mesilla. El cabrón se me ha adelantado. Y de
repente lo recuerdo todo. Me siento despacio en la cama y empiezo a hacerme a la
idea de ser el fantasma errante de un suicida obeso y cobarde por toda la
eternidad.
¡Feliz Día de Difuntos!
4 comentarios:
¡Muy bueno, Jes! E3 final le da una vuelta de tuerca más al asunto. Y la foto es realmente inquietante.
Saludos
Coincido con el comentario de Mikel, Jes; es ese final, esa vuelta de tuerca la que hace grande a este micro y nos lleva de vuelta al principio para releer e ir disfrutando.
Un abrazo,
Mikel, Pedro, me alegra mucho que os guste.
Besos a los dos.
Es muy bueno. Felicidades.
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