Enamorados
Hacia el crepúsculo es fácil encontrarnos encendidos
de deseo, rodando colina abajo en un amasijo de huesos pálidos. Ya a la sombra
lunar de los cipreses, encajamos las caderas con estrépito y alborotamos,
crujientes y sonrientes, a los ingrávidos murciélagos. Nuestras risas agitan el
sueño de los vecinos, que se remueven indignados. Pero nada resulta tan
placentero como cobijarnos tras el pedestal del ángel doliente, quien no puede
evitar un leve temblor ─¿puede
sentir envidia el mármol?─ justo
en el momento del clímax, y levantar una difusa aura de
polvo de nieve. Ya satisfechos, nos complacemos en las grietas provocadas en los
mausoleos y reímos imaginando el terror de los aldeanos, que cada noche sienten
con pavor nuestro seísmo, sin sospechar de nuestra cita diaria de medianoche,
sin recordar cuánto odiaban nuestro amor de hombres. Ignoran que, a pesar de
ellos, surcamos esta noche eterna abrazados. Ahora, acurrucados el uno junto al
otro, dormitaremos exhaustos mientras el aire gélido se cuela por nuestras
cuencas vacías, serpentea entre nuestros dientes y sale por el orificio del
calibre 38 que adorna nuestros parietales, produciendo un curioso silbido.
Este relato, tan apropiado para un día como hoy, es mi aportación al mes de octubre de Esta Noche Te Cuento, con el tema de "Cita con la muerte". También podéis leerlo en ese mágico rincón pinchando cuidadosamente aquí.
6 comentarios:
¡Un micro soberbio, Jes! Aplaudo como abordas y como solucionas un tema que se puede presentar árido, con un pulso narrativo excelente.
Suerte en el concurso. Este micro no debería pasar desapercibido.
Un abrazo,
Gracias por tan amables palabras, Pedro. Y respecto a la suerte, no la necesito porque este micro está fuera de concurso. Sólo puede salir mencionado. Pero echaba de menos participar en la convocatoria mensual.
Un abrazo volador de Málaga a A Coruña.
Espléndido de principio de fin (¡qué final, coño!). A la vez duro y poético (se me ha grabado lo de "la sombra lunar de los cipreses").
En serio, digno de figurar en cualquier antología (seria, buena) de micros en lengua española.
Mi enhorabuena y mi admiración!!
Gracias, Alfonso. Qué exagerado eres, hijo mío.
Un abrazo.
De exagerado, nada. La verdad pura y dura. ¡Pero si hasta tiene reminiscencias quevedescas! (recuérdese el soneto "Amor constante más allá de la muerte").
Otro abrazo.
Compañer@ enteciano
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Te pediremos también que borres este comentario, es una sorpresa secreta, o casi.
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