Pensar
en la persona amada. Situar la acción en un marco ligeramente bucólico, pongamos un rincón en
penumbra del Retiro. Pasar a cámara rápida los prolegómenos, con sus palabras nerviosas
y sus sonrisas bobas. Avanzar hasta el abrazo. Quedarse en él suspendidos. Observar
que acoge en su interior varias nebulosas, dos galaxias moribundas y un alfabeto. Aferrarse
al otro como quien renuncia a un imperio. Levitar. Levantarse de la cama para
calmar el dolor de estómago. Un sándwich y un zumo pueden valer. Beber agua,
mucha agua. Another painkiller on the
rocks. Coger el cuaderno y escribir ese abrazo incandescente. Los universos
que alberga . Las civilizaciones que nacen y mueren dentro de él. Releer. Comprobar
cómo se desvanecen, calcinadas, las palabras como pavesas. Cerrar el cuaderno. Descender.
Taparse la cabeza con la manta. Volver al rincón algo bucólico del Retiro.
Pensar en la persona amada.
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