De la
luna llena como una torta de yeso cuelga desde hace días, puede que años, un
cordel plateado. Tras la caída del sol aumenta su brillo, pero nadie parece
advertirlo. Bandadas de alcatraces y vuelos transoceánicos pasan junto a él
indiferentes. Los pájaros porque, como es lógico, les importa un bledo; los
pasajeros, porque probablemente surcan el cielo inmersos en entrañables
comedias románticas o complicados balances de ventas. Legiones de astrónomos y
controladores aéreos han sido incapaces de detectarlo, y atribuyen sus
destellos a interferencias atmosféricas, o a despistadas auroras boreales.
Tras la
luna redonda como un crêpe, en su
cara oculta, el náufrago de un zepelín extraviado teje día y noche un cordel
con los restos de su nave, y lo deja caer con la esperanza de que, alguna
noche, un loco enamorado lo atrape y baje la luna para su amada. O que un niño
osado suba a una colina y tire de él, abriendo al fin la enorme piñata que
cuelga sobre La Tierra.
Este relato es mi propuesta para el mes de agosto del concurso "Esta Noche Te Cuento". El tema es: "Bajo la luna llena". Lo podéis leer allí en este enlace.
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